From Microsoft to Meta, Apple to Uber, cloud computing to AI, much of the day-to-day technology used by Europeans is American.
The risks that brings were hotly debated before Trump returned to power, but now Europe is getting serious -- pushing to favour European firms in public contracts and backing European versions of well-known US services.
As Europe faces Trump's tariffs, and threatens to tax US tech unless the two sides clinch a deal averting all-out trade war, there is a growing sense of urgency.
Tech sovereignty has been front and centre for weeks: the European Union unveiled its strategy to compete in the global artificial intelligence race and is talking about its own payment system to rival Mastercard.
"We have to build up our own capacities when it comes to technologies," EU tech chief Henna Virkkunen has said, identifying three critical sectors: AI, quantum and semiconductors.
A key concern is that if ties worsen, Washington could potentially weaponise US digital dominance against Europe -- with Trump's administration already taking aim at the bloc's tech rules.
That is giving fresh impetus to demands by industry, experts and EU lawmakers for Europe to bolster its infrastructure and cut reliance on a small group of US firms.
"Relying exclusively on non-European technologies exposes us to strategic and economic risks," said EU lawmaker Stephanie Yon-Courtin, who focuses on digital issues, pointing to US limits on semiconductor exports as one example.
'Buy European' push
The data paints a stark picture.
Around two-thirds of Europe's cloud market is in the hands of US titans Amazon, Microsoft and Google, while the share of European cloud providers has been in steady decline, falling to 13 percent in 2022.
Twenty-three percent of the bloc's total high-tech imports in 2023 came from the United States, second only to China -- in everything from aerospace and pharmaceutical tech to smartphones and chips.
Although the idea of a European social media platform to rival Facebook or X is given short shrift, officials believe that in the crucial AI field, the race is far from over.
To boost European AI firms, the EU has called for a "European preference for critical sectors and technologies" in public procurement.
"Incentives to buy European are important," Benjamin Revcolevschi, chief executive of French cloud provider OVHcloud, told AFP, welcoming the broader made-in-Europe push.
Alison James, European government relations lead at electronics industry association IPC, summed it up: "We need to have what we need for our key industries and our critical industries to be able to make our stuff."
There are calls for greater independence from US financial technology as well, with European Central Bank chief Christine Lagarde advocating a "European offer" to rival American (Mastercard, Visa and Paypal) and Chinese payment systems (Alipay).
Heeding the call, EU capitals have discussed creating a "truly European payment system".
Industry insiders are also aware building tech sovereignty requires massive investment, at a moment when the EU is pouring money into defence.
In an initiative called EuroStack, digital policy experts said creating a European tech ecosystem with layers including AI would cost 300 billion euros ($340 billion) by 2035.
US trade group Chamber of Progress puts it much higher, at over five trillion euros.
Different values
US Vice President JD Vance has taken aim at tech regulation in denouncing Europe's social and economic model -- accusing it of stifling innovation and unfairly hampering US firms, many of whom have aligned with Trump's administration.
But for many, the bloc's values-based rules are another reason to fight for tech independence.
After repeated abuses by US Big Tech, the EU created major laws regulating the online world including the Digital Markets Act (DMA) and the Digital Services Act (DSA).
Much to the chagrin of US digital giants, the EU in 2018 introduced strict rules to protect European users' data, and last year ushered in the world's broadest safeguards on AI.
In practice, supporters say the DMA encourages users to discover European platforms -- for instance giving users a choice of browser, rather than the default from Apple or Google.
Bruce Lawson of Norwegian web browser Vivaldi said there was "a significant and gratifying increase in downloads in Europe", thanks in large part to the DMA.
Lawson insists it's not about being anti-American.
"It's about weaning ourselves off the dependency on infrastructure that have very different values about data protection," Lawson said.
Pointing at rules in Europe that "don't necessarily exist in the United States", he said users simply "prefer to have their data processed by a European company".
By Raziye Akkoc
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De Microsoft a Meta, de Apple a Uber, de la computación en la nube a la IA, gran parte de la tecnología que utilizan los europeos a diario es estadounidense.
Los riesgos que esto conlleva se debatieron acaloradamente antes de que Trump volviera al poder, pero ahora Europa se está poniendo seria, presionando para favorecer a las empresas europeas en los contratos públicos y respaldando versiones europeas de conocidos servicios estadounidenses.
Europa se enfrenta a los aranceles de Trump y amenaza con gravar la tecnología estadounidense a menos que ambas partes lleguen a un acuerdo que evite una guerra comercial total.
La soberanía tecnológica lleva semanas en el candelero: la Unión Europea desveló su estrategia para competir en la carrera mundial de la inteligencia artificial y habla de su propio sistema de pagos para rivalizar con Mastercard.
"Tenemos que desarrollar nuestras propias capacidades en lo que respecta a las tecnologías", ha dicho la jefa de tecnología de la UE, Henna Virkkunen, identificando tres sectores críticos: IA, cuántica y semiconductores.
Una de las principales preocupaciones es que, si los lazos empeoran, Washington podría utilizar el dominio digital de EE. UU. como arma contra Europa, ya que la administración de Trump ya está apuntando a las normas tecnológicas del bloque.
Esto está dando un nuevo impulso a las demandas de la industria, los expertos y los legisladores de la UE para que Europa refuerce su infraestructura y reduzca la dependencia de un pequeño grupo de empresas estadounidenses.
"Depender exclusivamente de tecnologías no europeas nos expone a riesgos estratégicos y económicos", declaró la diputada europea Stephanie Yon-Courtin, que se ocupa de temas digitales, señalando como ejemplo los límites impuestos por EE.UU. a las exportaciones de semiconductores.
Comprar en Europa
Los datos ofrecen un panorama desolador.
Alrededor de dos tercios del mercado europeo de la nube están en manos de los titanes estadounidenses Amazon, Microsoft y Google, mientras que la cuota de los proveedores de nube europeos ha ido en constante descenso, cayendo hasta el 13% en 2022.
El 23% del total de las importaciones de alta tecnología del bloque en 2023 procederá de Estados Unidos, solo superado por China, en todo tipo de productos, desde tecnología aeroespacial y farmacéutica hasta teléfonos inteligentes y chips.
Aunque la idea de una plataforma europea de redes sociales que rivalice con Facebook o X no se tiene muy en cuenta, los responsables creen que en el crucial campo de la IA la carrera está lejos de haber terminado.
Para impulsar a las empresas europeas de IA, la UE ha pedido una "preferencia europea para los sectores y tecnologías críticos" en la contratación pública.
"Los incentivos para comprar productos europeos son importantes", declaró a la AFP Benjamin Revcolevschi, Director General del proveedor francés de servicios en la nube OVHcloud.
Alison James, responsable de relaciones gubernamentales europeas de la asociación de la industria electrónica IPC, lo resumió así: "Tenemos que tener lo que necesitamos para que nuestras industrias clave y nuestras industrias críticas puedan fabricar nuestras cosas".
También se reclama una mayor independencia de la tecnología financiera estadounidense, y la jefa del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, aboga por una "oferta europea" que compita con los sistemas de pago estadounidenses (Mastercard, Visa y Paypal) y chinos (Alipay).
Atendiendo a este llamamiento, las capitales de la UE han debatido la creación de un "sistema de pagos verdaderamente europeo".
Los expertos del sector también son conscientes de que la soberanía tecnológica requiere grandes inversiones, en un momento en que la UE está invirtiendo mucho dinero en defensa.
En una iniciativa denominada EuroStack, expertos en política digital afirman que crear un ecosistema tecnológico europeo con capas que incluyan la inteligencia artificial costaría 300.000 millones de euros (340.000 millones de dólares) de aquí a 2035.
El grupo comercial estadounidense Chamber of Progress lo cifra en más de cinco billones de euros.
Valores diferentes
El vicepresidente estadounidense, JD Vance, ha apuntado contra la regulación tecnológica al denunciar el modelo social y económico de Europa, acusándola de ahogar la innovación y poner trabas injustas a las empresas estadounidenses, muchas de las cuales se han alineado con la administración de Trump.
Pero para muchos, las normas basadas en valores del bloque son otra razón para luchar por la independencia tecnológica.
Tras los repetidos abusos de las grandes tecnológicas estadounidenses, la UE creó importantes leyes que regulan el mundo online, como la Ley de Mercados Digitales (DMA) y la Ley de Servicios Digitales (DSA).
Para disgusto de los gigantes digitales estadounidenses, la UE introdujo en 2018 normas estrictas para proteger los datos de los usuarios europeos, y el año pasado marcó el comienzo de las salvaguardias más amplias del mundo sobre IA.
En la práctica, los partidarios dicen que la DMA anima a los usuarios a descubrir las plataformas europeas, por ejemplo, dando a los usuarios la opción de elegir un navegador, en lugar del predeterminado de Apple o Google.
Bruce Lawson, del navegador noruego Vivaldi, afirma que se ha producido "un aumento significativo y gratificante de las descargas en Europa", gracias en gran parte a la DMA.
Lawson insiste en que no se trata de ser antiamericano.
"Se trata de dejar de depender de infraestructuras que tienen valores muy diferentes en materia de protección de datos", afirma Lawson.
Señalando normas en Europa que "no existen necesariamente en Estados Unidos", dijo que los usuarios simplemente "prefieren que sus datos sean procesados por una empresa europea".
Por Raziye Akkoc